Cómo disminuir el azúcar añadido en la alimentación de los niños
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La alimentación de los niños es algo muy importante que todos los padres y cuidadores deben tener muy en cuenta, a la hora de poder garantizar que los pequeños tengan una dieta que sea equilibrada y nutritiva para garantizarles un buen crecimiento y desarrollo. Y entre los diversos aspectos a considerar, el consumo de azúcar se ha convertido en un tema crucial, debido a sus implicaciones en la salud infantil. Aunque el azúcar en su forma natural es necesario para proporcionar energía, el consumo excesivo, especialmente de azúcar añadido, puede tener efectos negativos en la salud de los niños.
Según un estudio de la Universidad de Granada, el consumo de azúcar añadido en los niños españoles está disparado. Los datos arrojan cifras alarmantes con un consumo diario de más de 55 gramos frente a los 25 gramos de azúcar que sugiere la OMS ingerir diariamente. Por ello, resulta crucial saber en qué alimentos se encuentran los azúcares añadidos que pueden ser responsables directos de ese aumento tan elevado de consumo de azúcar. Muchas veces no lo pensamos, pero gran parte de los alimentos envasados que comemos a lo largo del día, también nuestros hijos, llevan azúcares añadidos, por lo que resulta crucial saber qué alimentos pueden tener más riesgo en la dieta de los niños y también, qué pautas seguir para evitarlos.
¿Qué es el azúcar añadido?
El azúcar añadido, presente en una amplia variedad de alimentos procesados y bebidas, no sólo contribuye a un aumento de calorías vacías en la dieta, sino que también está asociado con una serie de problemas de salud. Por ello, es fundamental que los padres tomen conciencia de la cantidad de azúcar añadido que sus hijos están consumiendo y como decimos, trabajen en estrategias para reducir su ingesta. Esto no significa eliminar por completo el azúcar de la dieta, sino aprender a identificar y minimizar el consumo de aquellos alimentos que contienen azúcar añadido.
El azúcar añadido se refiere a los azúcares y jarabes que se añaden a los alimentos y bebidas durante su procesamiento o preparación. Estos azúcares no incluyen los que se encuentran naturalmente en frutas, verduras y productos lácteos. Los azúcares añadidos se utilizan para mejorar el sabor, la textura y la conservación de los productos alimenticios, pero también pueden llevar a un consumo excesivo de calorías sin aportar nutrientes esenciales.
Productos con azúcar añadido que suelen consumir los niños
Muchos alimentos que forman parte de la dieta cotidiana de los niños contienen azúcar añadido. Algunos de los más comunes incluyen:
- Cereales para el desayuno: Aunque pueden parecer una opción saludable, muchos cereales comerciales tienen altos niveles de azúcar añadido. Incluso la media supera los 20 gramos por 100 gramos de cereales.
- Bebidas azucaradas: Refrescos, jugos envasados, y bebidas deportivas son fuentes importantes de azúcar añadido.
- Snacks y golosinas: Galletas, pasteles, barritas de cereales, y caramelos son ejemplos típicos de productos con alto contenido de azúcar.
- Productos lácteos: Yogures de sabores y batidos a menudo contienen azúcar añadido para mejorar su sabor.
Riesgos para la salud infantil
El consumo excesivo de azúcar añadido puede tener varios efectos adversos en la salud infantil, entre ellos:
- Obesidad: El consumo de azúcar en exceso contribuye al aumento de peso y puede llevar a la obesidad infantil, un problema creciente en muchas partes del mundo.
- Problemas dentales: El azúcar es uno de los principales causantes de la caries dental, una afección común en los niños.
- Trastornos metabólicos: El exceso de azúcar puede alterar el metabolismo, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
- Déficit nutricional: Al consumir alimentos ricos en azúcar, los niños pueden desplazar alimentos más nutritivos, lo que lleva a deficiencias de vitaminas y minerales esenciales.
Claves para disminuir el azúcar añadido en la alimentación infantil
Reducir el azúcar añadido en la dieta de los niños requiere una combinación de educación, planificación y cambio de hábitos. A continuación, se presentan algunas estrategias efectivas:
- Leer etiquetas: Es algo que deberíamos hacer siempre con todo lo que solemos comprar en el supermercado y más cuando se trata de lo que compramos para los niños. Con la lectura de etiquetas nutricionales es crucial para identificar los productos que contienen azúcar añadido. Buscar nombres alternativos para el azúcar, como jarabe de maíz, dextrosa, fructosa y maltosa.
- Preparar comidas en casa: Cocinar en casa permite controlar los ingredientes y reducir el uso de azúcar añadido. Optar por recetas que utilicen frutas para endulzar en lugar de azúcar refinada.
- Ofrecer alternativas saludables: Sustituir snacks azucarados por frutas frescas, frutos secos, y yogur natural sin azúcar.
- Evitar las bebidas azucaradas: Incentivar el consumo de agua y leche en lugar de refrescos y jugos envasados. Si se opta por jugos, preferir aquellos que son 100% jugo de fruta sin azúcar añadida.
- Educar sobre hábitos alimenticios: Enseñar a los niños sobre la importancia de una alimentación equilibrada y cómo el exceso de azúcar puede afectar su salud. Involucrarlos en la preparación de sus comidas puede aumentar su interés en opciones más saludables.
- Reducir gradualmente: En lugar de eliminar el azúcar de golpe, reducir gradualmente la cantidad de azúcar añadida en las recetas y productos habituales. Esto permite a los niños adaptarse al cambio sin sentir una privación abrupta.
- Elegir productos integrales: Preferir productos integrales que no hayan sido refinados o procesados, ya que tienden a tener menos azúcar añadido y más fibra, vitaminas y minerales.
Disminuir el azúcar añadido en la alimentación de los niños es una tarea que requiere esfuerzo y compromiso, pero los beneficios para la salud a corto y largo plazo hacen que valga la pena. Llevando a cabo cambios conscientes y educando a los niños a tener una alimentación saludable, aseguraremos su bienestar y estableceremos una base sólida para que tengan hábitos alimenticios positivos que los acompañen durante toda su vida.